lunes, 23 de enero de 2012

EL ASPECTO HUMANO DEL TEMA MIGRATORIO

 Tomado de el Diario Por Esto de Mérida Yucatan,México

El aspecto humano del tema migratorio cubano
 
 
Félix Sautié Mederos

Crónicas cubanas


La frustración de las expectativas creadas a favor de la normalización de la política migratoria cubana, además de su significado referido a la violación del inalienable derecho ciudadano de los cubanos para salir, entrar y/o regresar libremente, según su voluntad, sin limitaciones de necesidad de autorización previa, ni de tiempo o de espacio alguno, ha tenido, adicionalmente, una profunda repercusión en las sensibilidades y el estatus económico social de muchas familias divididas, geográficamente, por causa del crecimiento sostenido de una diáspora galopante a lo largo del proceso sociopolítico cubano de los últimos cincuenta y tantos años.

Me refiero, muy en especial, a las innumerables familias cubanas que con la no derogación esperada de estas prohibiciones, han sido defraudadas y heridas en sus más íntimos sentimientos y esperanzas porque, además de ellas en sí mismas, los emigrados cubanos que son sus familiares, amigos y vecinos dispersos en el mundo, se encuentran en un especial estado de indefensión jurídica generalizado para viajar y/o regresar definitivamente a su país de nacimiento y reunificarse o reencontrarse con los suyos, tal y como lo están haciendo en la actualidad muchos otros emigrados de las más diversas naciones y etnias que son afectados por la crisis económica de escala universal que se está produciendo, o que, simplemente, deciden hacerlo por causa de las más diversas razones personales.

Escribo sobre un ángulo del problema poco divulgado que no se ha tomado en cuenta con la prioridad requerida, dadas las circunstancias difíciles que hoy se viven en el mundo. Esto habría que analizarlo con una adecuada consideración por ser un asunto tan humanamente profundo, desestimado por razones políticas relacionadas con el criminal bloqueo y la guerra económica que se libra contra nuestro país, con el declarado propósito de forzar a nuestro pueblo con el hambre y la desesperación. Me explico más claro: entonces, según la reiterada persistencia en no derogar estas prohibiciones y limitaciones absurdas, la población afectada por el bloqueo se encuentra que, además, su propio país le limita su libertad de movimiento y de reunirse con sus familiares dispersados por el mundo. En resumen, resulta ser una contradicción flagrante porque esas medidas refuerzan la acción del Bloqueo en nombre de su enfrentamiento.

Si los turistas extranjeros que nos visitan pueden comprar libremente una visa cubana en las agencias de pasajes sin requerir de ningún permiso especial, no es justificable que los ciudadanos cubanos tengan las limitaciones y prohibiciones que no se plantea a los turistas extranjeros. ¿Es que, acaso, los únicos posibles enemigos son los mismos cubanos? Esta situación con la actual apertura turística y de viajes que en general se está desarrollando hacia los países del mundo, no se sostiene cuando se compara con las limitaciones que se aplica a los ciudadanos cubanos. Son múltiples las personalidades de los más diversos sectores sociales de Cuba, que no han dudado manifestarse abiertamente a favor de la derogación de estas prohibiciones y limitaciones absurdas, que convierten al pueblo cubano en general, ya se encuentre adentro o afuera de nuestras fronteras, en una especie de ciudadanos de segunda o tercera categoría, preteridos en su propia patria por debajo de las posibilidades que, en cambio, se ofrece a turistas y visitantes de otros países.

Por otra parte, para hacer más profunda y pesada su afectación, estas limitaciones a los derechos de movimiento y al libre tránsito de los ciudadanos cubanos, las tasas, costos y gravámenes que tiene que pagar cada cubano por las tramitaciones de permisos de viaje o de permanencia en el extranjero en caso que les sea concedidos son muy altos, lo que convierten en más prohibitivas aún las limitaciones establecidas de lo que son intrínsecamente. Se añade, además, el trámite de la carta de invitación que también hay que pagarlo casi siempre doble, y que pone en manos de los extranjeros o de quienes viven en el exterior las posibilidades de viajar de los cubanos residentes en el país. Son cuestiones que no tienen explicación aceptable ni coherente, sólo justificaciones obsoletas.

Mantener esas medidas y/o ponerlas en estudios que se dilatan en el tiempo, tienen un efecto realmente controvertido porque en vez de ser efectivas para la disminución del constante crecimiento de la diáspora cubana, lo que logran es acelerarla en su ritmo y aumentar su volumen. En Cuba, a diario son muchos los matrimonios que se quedan solos, no hay que ser un estudioso de las estadísticas para comprobarlo, basta con observar el entorno que nos rodea en nuestros barrios y lugares en que vivimos. Es un dolor persistente y un sufrimiento ahogado en lo interno de los hogares cubanos, que nos está horadando lentamente y acumulando rencores sordos que minan las credibilidades en una dirección que no tiene en cuenta los sentimientos entristecidos de la población que ve tan lejos a sus hijos, nietos, familiares y amigos que emigran sin poder volver a vivir con los suyos.

En estas circunstancias podría preguntarse, ¿Hasta cuándo se van a mantener estas situaciones injustas y discriminatorias con los cubanos? ¿Cuáles son las razones o fuerzas silenciosas que constantemente detienen los intentos por resolver un problema tan agudo que, de una forma u otra, nos afecta a todos, a los que residimos en el país o los que viven afuera? ¿A qué se le tiene tanto miedo como para castigar masivamente al pueblo cubano en sus más hondos sentimientos de identidad ciudadana y de amor por sus familiares y amigos? El daño con las dilataciones se profundizará en el tiempo y podría llegar a consecuencias irreparables.
La espiritualidad consubstancial de los conjuntos humanos es una realidad innegable y, en este asunto, se está actuando contra natura al echar por tierras las esperanzas que se concitaron desde el año 2007 con el anuncio de que se eliminarían las prohibiciones absurdas. Lo que se está haciendo al respecto cuando comienza el 2012, se podría medir con cuentagotas y eso crea hastío, desesperaciones y descréditos. Así lo pienso y así lo afirmo de frente y sin subterfugios ni seudónimos, con el ánimo de que los problemas se resuelvan.
 
Publicado en Por Esto! el lunes 23 de  de enero del 2012-01-23