lunes, 20 de junio de 2011

MÉXICO,LOS INFORTUNIOS DE UN LIBRE TRATADO

19-06-2011




México, los infortunios de un Libre Tratado





Hedelberto López Blanch

Rebelión





El Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) acordado en 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá, lejos de beneficiar al país azteca, le ha llevado a ser más dependiente económica y políticamente del gigante del norte.

Si en el año que entró en vigor el acuerdo, México según el Fondo Monetario Internacional (FMI), aparecía en el noveno lugar entre las naciones con mayor Producto Bruto Interno (PBI), hoy ese país se encuentra en el 14, después de sobrepasarlo Rusia, India, España y Australia, mientras que Corea del Sur esta muy cerca de desplazarlo al 15 puesto.



Pero a la hora de analizar los datos, no solo se puede medir el PIB de la nación, sino lo que ha significado abrir al capital privado, como lo exige el TCLAN, todos los sectores productivos y de servicio.



Prácticamente, las compañías transnacionales con sede en diferentes países y en especial de Estados Unidos, se han adueñado de la economía, y la soberanía de país, pues dirigen comercio, producción y servicio, a la par que extraen los beneficios obtenidos de la nación azteca.



Uno de los acápites del Tratado, ata de pies y manos a cualquier presidente o partido que llegue al poder pues permite a las compañías estadounidenses proceder legalmente contra el gobierno y exigir compensaciones extraordinarias, si se promulgan leyes que atenten contra sus intereses económicos.



Esa cláusula impide a los mexicanos acudir a tribunales nacionales cuando se presenten diferencias, mientras en los internacionales las disputas son inapelables, las audiencias casi siempre son secretas y Estados Unidos puede ser demandado pero sin reclamos a los inversionistas.



En la nación azteca, cualquier empresario capitalista extranjero tiene más derechos y garantías que un nacional, y lo confirman las estadísticas oficiales, pues de los cerca de 112 millones de habitantes, 54,8 millones sobreviven en condiciones de pobreza, mientras estos observan incrédulos cómo las ganancias obtenidas por las transnacionales salen fuera del país.



El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que se encarga de analizar el estado de la pobreza, señaló además que debido al aumento en el precio de los alimentos y la entrada de productos alimenticios extranjeros con bajos o ningún aranceles, afectaron el consumo de bienes básicos a la población como maíz, granos y carnes, que antes se producían en el país y ahora depende de las importaciones desde Estados Unidos.



Desde la implantación del neoliberalismo extremo, con la entrega de sus recursos a inversionistas extranjeros, México se ha convertido en un apéndice de Washington que lo utiliza para obtener mano de obra barata, extraer su petróleo a precios preferenciales, exportar el exceso de producciones norteamericanas, y contar con un gobierno afín a sus intereses.

Con la pobreza que se expande por casi toda la geografía del país, y principalmente por los estados de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Hidalgo, Durango, Zacatecas, Puebla, Nayarit y Chiapas, los aztecas no comprenden cómo el presidente Felipe Calderón asegura que “estamos resolviendo los mexicanos los problemas ancestrales del país pues los municipios más pobres han mejorado su situación”.



El 86 % de las importaciones mexicanas provienen del Norte, mientras que el 70 % de sus exportaciones van hacia ese mercado, controladas en su mayoría por compañías estadounidenses y transnacionales que obtienen abundantes ganancias.



Una de las últimas privatizaciones del gobierno de Calderón fue la compañía estatal Luz y Fuerza del Centro, la cual redujo inmediatamente su plantilla y lanzó a la calle a más de 40 000 trabajadores que fueron a engrosar el abultado número de desocupados en el país.



Pero no solo las transnacionales estadounidenses se adueñan de empresas y servicios públicos, sino también europeas como la holandesa Heineken que compró todas las operaciones de la cervecera mexicana FENSA, productora de las marcas Sol, Tecate y XX, entre otras marcas.



Ya ni tan siquiera los aztecas podrán decir que son poseedores de una de las mejores marcas de cerveza en América Latina pues perdieron la soberanía sobre su fabricación. También firmas como Phillips, Shell o Unilever han desembarcado en suelo mexicano.



La soberanía nacional alimentaria se ha ido reduciendo desde la entrada del TLCAN pues ha provocado la quiebra de los agricultores que no pueden competir con la entrada al mercado mexicano de mercancías norteamericanas mucho más baratas debido a los grandes subsidios que esa nación otorga a sus productores.



Los campesinos abandonan sus parcelas y junto a la familia van hacia las ciudades en busca de trabajo, muy difícil de encontrar pues datos de instituciones y organizaciones no gubernamentales indican que en las ciudades, el 70 % de la Población Económicamente Activa (PEA) está desocupada o en empleos informales como vendedores ambulantes.



El ex candidato a la presidencia por el Partido de la Revolución Democrática, Manuel López Obrador, denunció en un acto público que "se han privatizado más de mil empresas públicas importantes, entre ellas Teléfonos de México, ferrocarriles nacionales, los puertos, los aeropuertos, las minas, los bancos, la industria eléctrica nacional y ahora también lo hacen con la industria petrolera”. No cabe la menor duda que a través del TLCAN, Estados Unidos continúa la penetración en México, y lo más peligroso será que de continuar esa situación, en unos pocos años, la economía y la política azteca se dirigidas desde Wall Street y la Casa Blanca.





No hay comentarios: