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Sent: Sunday, November 16, 2008 7:31 AM
Subject: Fw: OBAMA: DESAFIO en WASHINGTON y LA HABANA
BARACK OBAMA: DESAFÍO EN WASHINGTON Y LA HABANA
Por: Msc. María Ileana Faguaga Iglesias
Historiadora y Antropóloga
Directora del Programa de Dialogo Intercultural e Interreligioso de CEHILA - Cuba
La Habana.- El Chicago profundo ---creado por trabajadores italianos, y con una importante población hispana, a los que gradualmente se han sumado otros inmigrantes---, las profundidades de toda la nación estadounidense, multicolor y pluricultural, se conmovían con la elección indiscutible de Barack Obama como presidente, el primer afrodescendiente que dirigirá aquel país. Desde entonces, en La Habana parecen desatarse con sorprendente rapidez los demonios del racismo. “Será el peor de todos los presidentes ‘americanos’”, acaloradamente vociferaba un hombre blanco, ex militar y militante del Partido Comunista, único legal y al mando en la pequeña nación, quien agregaba lo que consideraba su implacable argumento: “¡Porque es un negro! Y ellos, ¡son peores que los blancos!”
El día 4, procurando en medio de las dificultades observar la última y decisiva jornada del proceso electoral, se conoció del fallecimiento de la Dra. Leyda Oquendo: periodista e historiadora, luchadora incansable por “el derecho al conocimiento de la verdad histórica” que hasta hoy en gran medida continúan escamoteándonos a los afrodescendientes donde quiera que estemos. Incisiva en el decir y dispuesta en el hacer, no desmayaba en su andar ni en incitarnos a pasar “a la acción”. “Obamista” habanera, se regocijaba con el logro del “hermano negro” ---como dice nuestro Carlos Moore y antes muy probablemente nos hubiera advertido el maestro Walterio Carbonell--- y lo consideraba estímulo para avanzar, especialmente en tiempos de conmemoración del centenario de la creación del Partido de los Independientes de Color (1908) que sesionará hasta la recordación del alzamiento de estos y la masacre de que fueron víctimas (1912), aunque ahora algunos historiadores se apresten y apresuren sin argumentos convincentes a concluir lo contrario. La Dra. Oquendo participaba con vehemencia de la conmemoración, con el merecimiento de quien no se plegó al ocultamiento de ese importante y dolorosamente trascendental suceso de nuestra historia.
Ironía del destino o ciclo natural de la vida… lo cierto es que, aunque queda habitando para siempre en nuestras mentes e incorporada en nuestro batallar, aunque nos quedan algunos de sus textos ---no escribió tanto como hubiésemos deseado y necesitado, y, muy poco fue lo que se le publicó en Cuba---, entre los profundos dolores que nos deja su partida, tenemos el de no verla disfrutar el triunfo de Obama y, sobre todo, el de no tenerla una vez más enfrentando el racismo en nuestros propios espacios, ahora que tanto lo precisamos. Si bien conservaba un programa radial dedicado a los disímiles temas afro y, luego de creada la comisión partidista para “dar atención” al tema de la discriminación racial en Cuba, tuvo algunas apariciones en televisión, no suelen los racistas participar, viendo o escuchando, de ese tipo de programación, así que difícilmente le conocerían; tampoco les dice mucho nombres como José Luciano Franco y Walterio Carbonell, Iván César Martínez, Tomás Fernández Robaina y Regla Diago, Carlos Moore y Alejandro de la Fuente, Juan F. Benemelis y Enrique Patterson… quienes, por demás, como la Dra. Oquendo, son intelectuales negros y comprometidos… “intelectuales orgánicos” al decir del marxista Gransci, alguna vez censurado entre nosotros.
Sorprendentemente, la prensa oficial cubana ---Granma y Juventud Rebelde--- del día 5, sería de las muy pocas del mundo que no dedicó sus principales titulares al triunfo de Obama pasando la información a páginas interiores, lo que la “Mesa Redonda” indirectamente reconoció al destacar la presencia del suceso en medios de Turquía y Australia; los noticieros de la TV cubana no incluyeron en sus primeros titulares el triunfo del senador demócrata ahora convertido en presidente electo. Ninguno de estos medios incluyó ---como sí se hizo en el resto del mundo--- el discurso de aceptación de Obama. Esa mañana, una expendedora de diarios interrogaba el por qué; entre sus cotidianos compradores alguien respondía: “Quizás, porque no es blanco”. Al intercambio siguió una discusión en la cola; los criterios transitaban entre quienes afirmaban la necesidad de tomar distancia “porque los negros a la larga siempre la hacen” y quienes consideraban que es “un error”, porque se trata de “un momento histórico” que “no debe desaprovecharse”.
“En este país, avanzamos o fracasamos como una sola nación, como un solo pueblo”, precisó el hijo del becario keniano negro y la joven estudiante universitaria y futura antropóloga estadounidense blanca, nacido cuando en muchos estados de la Unión estaban prohibidos los matrimonios interraciales, cuando en el Sur de su país los negros luchaban por conquistar sus derechos civiles, que aunque no suela mencionarse y, posiblemente, tampoco recordarse, son derechos esencialmente humanos, y, por tanto, a todos nos pertenecen; entre estos, uno de los primeros: el derecho a no ser discriminado. “Resistamos la tentación de recaer en el partidismo y mezquindad e inmadurez que han intoxicado nuestra vida política desde hace tanto tiempo”, agregaba, como si nos hablara, por extensión, a los cubanos ---de la Isla o migrantes---, tan dados a extremos y extremismos: partidistas, culturales y, en estos, raciales, religiosos… hasta abarcar toda la gama posible. En el país de Abraham Lincoln, terminando el primer decenio del siglo XXI, quien por vez primera hablaba así a toda la nación desde lo más alto de la cúpula del poder, era el primer hombre negro allí electo presidente.
De frente a la evidencia de que el factor “raza” no funcionó en las elecciones del país norteño ---lo que no quiere decir que allí acabó el racismo---, analistas cubanos continúan empeñados en la indirecta minimización del triunfante político afroestadounidense y ante la contradicción de tener que reconocer, al menos, la existencia de exiguos cambios en aquella sociedad, incluso, en la declarada por los cubanos ---nuevamente de aquí y de allá, y, claro, por los que en ambas orillas están al mando--- históricamente contrincante Florida. Para un cientista social cubano “la victoria de Obama significa la derrota republicana”. Se trata de “un presidente virtual”, según titular de la página 5 del diario Juventud Rebelde, asegurándose que “serviría para ilustrar el triunfo de Obama el hecho de que en sede Silicon Valley, estado de California donde radican las mayores empresas informáticas de la Unión norteamericana, se votó por el candidato demócrata”.[1]
El mundo, entre la euforia y el desconcierto, recibe al presidente afroestadounidense con excesos de esperanzas o sin hallar explicaciones a su presencia ya real, y a la que deberán acostumbrarse, al menos, durante los próximos 4 años. La Unión Europea, necesitada de establecer relaciones más equitativas con el imperio del Norte, no halla consenso en cuanto al futuro presidente. Un Silvio Berlusconi que elogia “el bronceado” y “juventud” de su homólogo contrasta con el criterio del primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero, que espera una activa colaboración entre ambos países y con el vicesecretario general del Partido Socialista Español, José Blanco, seguro “de que esta victoria va a contribuir a abrir una etapa nueva y distinta" en la política internacional, pues se trata de un cambio en la manera “de entender la política, la economía y el papel de Estados Unidos en el mundo”.[2] Carla Bruni, primera dama del país galo, apoyó públicamente un documento rubricado por políticos de varios partidos de su país, entre estos el mayoritario y en el gobierno (Unión por un Movimiento Popular), en el que se destaca la elección para la presidencia del político negro como una “lección” de la cual los franceses deben aprender para alcanzar a la “igualdad real”.[3]
Discrepan analistas oficiales cubanos, que insisten en el “gatopardismo” de la política que llevará a cabo el Obama en funciones de presidente. “No es casual que Powell lo haya ayudado” siendo “un hombre del militarismo”, asegura el Dr. Esteban Morales, ex director del Centro de Estudios sobre Estados Unidos. A su vez, difiere del especialista un periodista de la prensa oficial, blanco y militante del PCC, que tras bambalinas manifestó: “Después de escuchar su discurso llegué a una conclusión: ese sí es un presidente”, criterio que no se atrevería a expresar públicamente… al menos, no por ahora.
Tampoco parecieran comprender el fenómeno Obama quienes se niegan a reconocer en este el elemento racial, no permitiéndose a sí mismos la oportunidad de acercarse a la realidad que nos impone el mundo actual: para entenderlo, única manera de hacer efectiva la participación dentro de este, tenemos que vislumbrarlo en sus complejidades, que nos retan a aceptar la revisión, readecuación y reelaboración de nuestras teorías, pudiendo obligarnos a emprender creaciones al respecto. Desde la propia nación norteña, dando muestras de una interpretación lineal asentada sobre viejos esquemas, escribió la Eva Golinger[4] sobre su ya presidente: “Obama es un afro-estadounidense que (se) ha aprovechado de un momento de desesperación dentro del pueblo de Estados Unidos”.[5]
''La discusión acerca del racismo y la discriminación ha sido el gran ausente en Cuba, ya que el comunismo supuestamente acabó con las diferencias. Pero eso jamás ocurrió: los negros fueron testigos y nunca protagonistas de la revolución'',[6] opina el estudioso cubano Carlos Moore, ayudándonos a comprender el racismo manifiesto en la última década, que superficialmente muchos en la Isla han intentado justificar con las dificultades económicas. Concilia con el criterio de Juan F. Benemelis ---ambos comparten varias identidades: afrocubanos y exilados, aunque el primero reside en Bahia (Brasil) y el segundo en Miami (EE.UU)---, quien puntualiza: “cuando en el siglo XIX se defendía a Cuba… se defendía a los colonizadores, los criollos, los independentistas… no a los esclavos… cuando desde el siglo XX se defiende a Cuba, se defiende a los blanco-supremacistas y a los blancos victimizados… no a los negros…”, sin importar el sistema social. [7]
Que, ante la elección de Obama presidente, en Cuba el poder muestre tanta cautela; en las calles se polaricen los criterios ---básicamente--- ante la evidencia de que en el país donde el 13 % de la población es negra y esta hace cuatro décadas reclamaba sus derechos elementales, hoy tienen un presidente negro ---lo que no significa el fin del racismo pero sí, reconozcámoslo, un avance sustancial---; y que parte de la oposición anticastrista pareciera tampoco haber aprehendido la significación para aquella nación, para la nuestra y para el mundo de un acontecimiento histórico del que Obama es apenas símbolo y signo, ayuda a entender los temores de quienes consideran que al presidente afrodescendiente se le pedirá tanto como no se ha esperado ---ni pensar en reclamar--- de sus homólogos blancos. En cierta medida, da crédito a ese criterio la Golinger: “Es cierto ---reconoce--- que la elección de Obama se ha hecho historia y ha sido un paso importante para curar las heridas profundas de la esclavitud. Pero el imperio seguirá siendo el imperio, en eso Obama fue muy claro en su discurso de victoria”.[8]
Muchas personas, de cualquier color y cultura, género y edad, se aprestan a continuar apostando por la posibilidad de renovación que se visibiliza en la cercana llegada a la Casa Blanca de Barack Obama, Michelle y sus hijas. Los cubanos nos polarizamos a favor o en contra del levantamiento del embargo que por más de 4 décadas las administraciones de aquel país han impuesto al nuestro o, al menos, de las restricciones que en el 2004 agregara el presidente saliente, George W. Bush, severizando las consecuencias para la población común cubana a ambos lados del Estrecho de la Florida. En todas las latitudes se esperan mejorías en las relaciones con el gobierno liderado por el afroestadounidense. Sus mayores retos, reconocen todos, son los internos; en su territorio están a la espera de sus acciones y de resultados, los millones que le apoyaron hasta aquí y los que han sido sus detractores: todos, le juzgarán. El joven presidente lo sabe: “Lo que comenzó hace 21 meses en pleno invierno no puede terminar en esta noche otoñal”, dijo en su discurso de las primeras horas del miércoles 5 de noviembre. “Esta victoria en sí misma no es el cambio que buscamos. Es sólo la oportunidad para que hagamos ese cambio. Y eso no puede suceder si volvemos a como era antes. No puede suceder sin vosotros, sin un nuevo espíritu de sacrificio”, aclaró y reclamó de sus conciudadanos.
Esperando que no se cumplan los tristes y crueles presagios de quienes esperan “el milagro” del martirio de Barack Obama a manos de supremacistas blancos antes del 20 de enero ---cuando tomará posesión---, entre negros y blancos, religiosos y ateos, demócratas y republicanos, ricos y pobres, en todos los continentes, muchos coincidimos en que su presencia nos descubre la llegada de una nueva época y, anclados en la historia, presumimos que los diversos sectores sociales y las individualidades se irán poniendo a tono con las necesidades de los nuevos tiempos. Siempre ocurre, quienes se resisten a los cambios son vencidos por los acontecimientos.
La Habana, lunes 10 de noviembre de 2008
6:32 p.m.-
[1] Del Valle, Amaury E. “Elecciones en Estados Unidos. ¿Un presidente virtual?” Juventud
Rebelde. Ano 43. No. 15. La Habana, Cuba. Jueves, 6 de noviembre de 2008. Pág. 5.
[2] “Blanco dice que la victoria de Obama abre una nueva etapa en el mundo”. EFE. 4/11/2008.
Washington. Consultado: jueves, 6/11/2008.
http://www.blogger.com/
e1e34ad.html
[3] “Carla Bruni apoya un manifiesto que recoge el lema de la campaña de Obama”. EFE.
9/11/2008. París. Consultado: lunes, 10 de noviembre de 2008.
http://www.blogger.com/
eae1567.html
[4] Dra. Eva Golinger. Directora General. Fundación Centro de Estudios Estratégicos de
Seguridad "CESE"
[5] Golinger, Eva. “Obama: La Cara Perfecta del Imperio”. Virtin Red Informativa
http://www.blogger.com/ Recibido por e-mail: Viernes, 7 de noviembre de 2008.
[6] Chávez, Juan Carlos. “Negritud: la marea amordazada de la nación cubana”. El Nuevo
Herald. Domingo 09 de noviembre del 2008. En: Cuba News. November 10 2008.
http://www.blogger.com/ Recibido por e-mail: lunes 10/11/2008.
[7] Comunicación personal. Noviembre de 2008. Del archivo de la autora.
[8] Golinger, Eva. Idem.
domingo, 16 de noviembre de 2008
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